RAY BRADBURY: CONTEXTO HISTÓRICO.
Bradbury nace en 1920, año
particularmente mítico para los estadounidenses. Los “twenties”, los “años locos”, señalan un
período de auge comercial y financiero directamente derivado de la expansión
industrial en lo interno y de la penetración en la economía de varios
países bajo la forma de intercambio
desigual. El exceso de afluencia de capitales hacia EEUU durante esa época,
produjo un resultado inevitable: el desplazamiento del centro de gravedad de la
economía mundial. Inglaterra cedió paso a EEUU en el primer plano de las
potencias capitalistas y el patrón oro, imperante hasta entonces, se vio
sustituido por el dólar, moneda en
franco ascenso.
La prosperidad estadounidense
posterior a la Primera Guerra Mundial fue constante y acelerada. Wall Street
centralizó la actividad bursátil mundial. El auge de la juventud, la
independencia de la mujer, la mayor liberación de los hábitos sexuales, la
renovación de las artes, entre ellas las decorativas, el impulso arrollador del
jazz y el reflejo de los movimientos de vanguardia europeos, principalmente el
Dadaísmo y el Surrealismo, caracterizaron la época.
El auge de los medios de
comunicación masivos como el cine y la radio, el enorme crecimiento de
Hollywood y la aparición del sistema de “estrellas” fueron piezas de este
complejo rompecabezas cultural.
Gran parte del globo resultó
deudor de EEUU y la creciente industrialización unida a altos niveles de
empleo, salario y despilfarro, tendieron a la crisis con la misma celeridad con
que habían llegado al apogeo.
Proceso perfectamente lógico
dentro del sistema capitalista, la superproducción trajo ruina y ruina
profunda. En 1929, quince millones de desocupados, más un importante número de
subocupados, sobrevivían y morían mientras otros ciudadanos aprendían a bailar
ritmos de moda.
Después de una crisis aguda, la
economía volvió a sus rieles habituales. Un proceso lento aunque sostenido, no
logró ocultar la honda problemática social.: la discriminación a los
afrodescendientes, el casi exterminio de los indios, los reclamos obreros y un
consumismo alienante. A partir de la década del 30, esta situación interna y
una intromisión mayor en los países latinoamericanos y coloniales en general,
fueron rodeando los músculos del gran coloso.
Los años cuarenta iban a estar marcados por la II
Guerra Mundial, la contienda
de mayores proporciones y más devastadora que ha padecido la humanidad. Los dos
primeros años de guerra fueron de relativa calma para los Estados Unidos, que
veían el conflicto aún lejano y propio de la vieja Europa, siempre enzarzada en
disputas territoriales. Pero a finales de 1941, con el ataque japonés a la base
militar en el Pacífico de Pearl Harbour, los estadounidenses entraban de lleno
en el conflicto, que desde ese momento adquirió proporciones mundiales. Los
efectos de la guerra y la recesión económica que trajo consigo no tardaron en
hacerse sentir en todos los sectores.
Al terminar el conflicto mundial, el liderazgo de Estados Unidos en
Occidente, era incuestionable. No obstante, la guerra había generado nuevas
dificultades y necesidades que fueron modificando su realidad interna.:
·
Un sentimiento de lealtad hacia la patria
promovió el alejamiento de ideologías de izquierda volcando al electorado hacia
posiciones conservadoras.
·
El crecimiento industrial demandó mano de obra
lo que permitió un aumento generalizado de salarios homogeneizando la sociedad.
·
Paralelamente al aumento de matrimonios se dio
un crecimiento de los divorcios que afectó la estructura familiar tradicional.
A esto deben sumarse los graves problemas internos heredados
de la Segunda Guerra Mundial, como la reconversión de la economía de guerra en
una de paz, la desmovilización y reinserción de doce millones de soldados y los
temores a una posible superproducción y desocupación.
Los
años 50 fueron conocidos como una época de opulencia y bienestar económico, lo
que confirmó a esta nación como la fortaleza del capitalismo.
CONTEXTO LITERARIO.
Bradbury
forma parte de la más importante generación de escritores de ciencia ficción y
fantasía, aquella que publica sus obras fundamentales por la década del 50. Al
período comprendido entre 1938 y 1960 se le denomina “época de oro” de la
ciencia ficción. Por los años 50, aparecen las mayores creaciones de varios
autores, hoy verdaderos clásicos de esta vertiente literaria. Es el caso de
“Los cristales soñadores” (1950) y “Más que humano”(1953) de Theodor Sturgeon.
También pueden incluirse “Yo robot”(1950) y la trilogía “Fundación “ de Isaac
Asimov, “Fin de la infancia” (1953) de Arthur Clarke y las continuamente
reeditadas “Crónicas marcianas” (1950) y “El hombre ilustrado” (1951) de Ray
Bradbury.
¿QUÉ ES LA CIENCIA FICCIÓN?
Mucho
se ha discutido sobre ello y es difícil alcanzar unanimidad al respecto. Sin
embargo, algunas características intrínsecas asoman con alguna evidencia. La
ciencia ficción constituye, fundamentalmente una vertiente literaria muy
cercana a la “fantasía” en cuanto a su no necesaria referencia a
acontecimientos ocurridos u ocurribles. Pero, mientras en la “fantasía” nunca
suceden episodios verosímiles, en la ciencia ficción puede adelantarse lo que
vendrá o ensayarse hipótesis luego verificables científicamente.
Una
definición comprensiva a la vez que amplia parece la del propio Asimov:
“ES LA RAMA DE LA
LITERATURA QUE TRATA SOBRE LAS RESPUESTAS HUMANAS A LOS CAMBIOS EN EL NIVEL DE
LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA”
La aparición a menudo de máquinas o principios científicos en la anécdota adquiere, normalmente,
relevancia. Consideramos que esta definición sí se acerca sustancialmente a la
característica del fenómeno.
ACERCAMIENTO A LA TÉCNICA NARRATIVA BRADBURIANA.
La prosa de Bradbury se distingue
por algunos procedimientos narrativos y un alto nivel poético. Metáforas,
símiles y personificaciones se anudan
perfectamente al argumento. También es parte de su estilo el uso del
polisíndeton y de una adjetivación precisa y nada grandilocuente.
En cuanto a las técnicas narrativas
más frecuentes encontramos las historias paralelas, la ficción dentro de la
ficción, la superposición de épocas disímiles, el flashback. Presenta diálogos
breves y acelerados a la vez que expone repeticiones que le otorgan un ritmo
peculiar (“Ese sol”, por ejemplo en La pradera)
Merece una mención especial la
denominación de los personajes de sus historias. Ponen de relieve una
característica psicológica predominante o sugieren alguna circunstancia física
específica. No obstante, la ironía puede rodear estas denominaciones. Muestra
clara de ello son Wendy y Peter.
TEMAS.
La narrativa de Bradbury presenta
una amplísima gama de temas: la infancia, la soledad, el optimismo, el
silencio, el miedo, los viajes, en el espacio y el tiempo, la inadaptación, la
magia, la maquinaria, la marginalidad, la Literatura.
Por otro lado hallamos temáticas
como el tiempo, la apariencia y el ser, la ambivalencia, la muerte (individual
o colectiva) y Dios.
LA PRADERA.
Publicado originalmente en el
“Saturday Evening Post”, este relato
abría ya la primera colección de cuentos reunidos bajo el título de “El hombre
ilustrado” (1951), un libro de cuentos estructurado de una forma muy
particular. Al comienzo del libro, un narrador protagonista relata el encuentro
en una carretera con un “hombre ilustrado”; un personaje cuya piel soporta,
milímetro a milímetro los más diversos y hermosos tatuajes. Cada tatuaje
ilustra una historia y, mirándolos fijamente, el narrador se interna en los
cuentos vinculados a estas imágenes. De esta manera, con cada cuento asistimos
a una ficción incluida dentro de una ficción, la del tatuaje que se anima en el
cuento del hombre ilustrado, que también es ficticio.”La pradera” constituye la
ilustración que empieza a moverse en primer término.
Respecto de sus antecedentes
podemos anotar que el parricidio y la alienación fueron temas que proliferaron
en la narrativa universal de principios de siglo XX. Sin embargo, el gran
antecedente está en la propia producción braburiana en el cuento denominado
“Vendrán lluvias suaves” que forma parte del libro “Crónicas marcianas”. En el
cuento mencionado aparece claramente un cuarto en el que se materializaban
animales integrando una selva a la acción: “En el cuarto de los niños ardió la
selva” expresa el narrador. “Los leones azules rugieron, las jirafas moradas
escaparon dando saltos…” A pesar de la ausencia de personajes humanos y de
otras diferencias, el embrión espacial de “La pradera” late, indudablemente, en
este selvático cuarto de los niños.
En cuanto a la vertiente
literaria” La pradera” puede incluirse dentro de una ciencia ficción liviana, o
no “dura” porque, evidentemente, constituye éste, el único elemento que se
aparta claramente del realismo.
Muchos de los temas principales
de Bradbury aparecen en esta creación literaria. Entre los más notorios merecen
citarse: la muerte, la apariencia y el ser (¿quién manda en realidad, los
padres o la casa, o los niños?), el tiempo (Hubo un tiempo justo para
deshacerse de la casa. Pasó), Dios (los niños y el cuarto de juegos crean la
fantasía que se desee. No hay límites para su creación)
Podemos percibir también, una
extraña forma de ocupación. La casa ocupa la mente de los niños, no hay otro
interés equiparable a ella.
La ambivalencia se materializa en la figura de los padres que
terminan rechazando lo que antes les había atraído tanto. Los niños, en cambio,
permanecen fieles a su casa, seguros de su inalterable amor.La infancia habla
por estos hermanos unidos, dos en uno, tanto en fantasía como en venganza.
Esto último marca una forma de
inadaptación. Los padres no se adaptan a la casa mientras que los niños se
niegan a adaptarse sin ella.
El optimismo inicial de los
padres, derivado de una desmesurada confianza en la ciencia (“genio mecánico”
dirá George”), se convierte pronto en sombría preocupación, y la casa “de la
vida feliz” deriva en lugar de sacrificio y muerte.
El viaje en el tiempo y el
espacio lo proporciona el cuarto de los niños, esa especie de agencia de viajes
que cumple, eficientemente, con los deseos de sus clientes.
Sin mucho esfuerzo en la lectura,
encontramos el tema del miedo, planteado desde el diálogo inicial y recorriendo
todo el cuento.
También hay lugar para la magia
en la manifestación externa e instantánea de un objeto pensado con fuerza (“Los
niños pensaban en cebras y había cebras”)
Material extraído y adaptado de ”Historia del mundo actual
4”, editorial Santillana y “Un conejo en una galera espacial”, Lauro Marauda,
editorial Técnica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.